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Échamae La Mano

Current Phase: C-002
Phase Type: Chapter
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Version Alpha

The Story of TPL

La Tierra está congelada. Envuelta en una era de hielo moderna. Los gobiernos del mundo idearon un plan para salvar a la humanidad que consistía en meter a todos dentro del metaverso. Lo llamaron “La Transición de Paradigma”. Los primeros diez mil voluntarios, listos para pavimentar el camino, eran llamados CyberBrokers. Todo salió mal. Dos siglos después, una autocomplaciente raza humana está lidiando con un gran avivamiento.

Esta es la historia de El Paradigma Perdido.

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Version AlphaThe Story of TPL

Chapter 4

Échamae La Mano

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RECAP

Tras perseguir a un grupo de ladrones de monedas en la cima de las Cataratas Moss, Spice se decidió por querer pasar un poco de su tiempo libre con Zinc, el Broker del Clean-up Crew. Unironic Ken no estaba seguro qué era lo que pensaba acerca de este asunto y se quedó un poco molesto. Spice llevó a Zinc a ver las Olimpiadas de Pilotos de Meca donde descubrió algo muy interesante - Zinc no tenía ningún recuerdo real de su madre. Partiendo desde ahí, comenzó una pequeña búsqueda, apoyada por un grupo de amigos, para descubrir el porqué de ésto y tal vez encontrar uno o dos recuerdos para él.

El agua escurría del techo, entre la oscuridad, y salpicaba en las orillas de un pequeño charco callejero. Un glitch. Un tajo de colores discordantes, y la humedad acumulada a través del callejón aceitoso desapareció. El contador del evento de tormenta eléctrica había expirado.

En esta área vieja del pueblo donde oscuros pósters de bandas se encontraban justo a las orillas abruptas de mapas de desplazamiento mal acomodados, el martillo de masivas láminas de acero crujía, resonando por las paredes del callejón. Juicio, el Meca de Spice de la Comandancia Alfa, cayó por el escueto anillo de luz blanca proyectada por el poste de luz.

Al menos, un pedazo de Juicio sí.

El brazo izquierdo del meca cavó un hoyo en el asfalto digital, parpadeando de oscuridad a brillo a oscuridad de nuevo mientras rodaba cerca del poste de luz. Finalmente, se estrelló contra una puerta de un almacén, y la voz de Spice estalló por los canales de comunicación de corto alcance.

“Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.”

Sin equilibrio y esquivando su propio brazo, el Meca de la Comandancia Alfa se tropezó hacia enfrente, y se vino abajo dentro de un montículo. Spice necesitaba cambiar a algo más escurridizo pero veloz si es que se iba a librar de ser desmaterializada. Golpeando el botón de eyección, la pantalla se evaporó, y fue lanzada hacia la banqueta destartalada allá abajo.

Spice dio un brincó y corrió, dando zancadas mientras trataba de encender su Bracer. Una armadura de poder apareció sobre ella y cubrió todo su cuerpo, a media trotada, protegiéndola del escombro que caía del almacén que comenzaba a colapsar detrás de ella por culpa del meca.

Estaba en aprietos.

“¡Ken! Responde, Ken,” chilló por las comunicaciones.

“¿Qué diablos está pasando?” llegó la respuesta alarmada.

“¡Demonios!”

“¿Qué? ¿Cómo? No importa, ¡sólo utiliza un portal y lárgate!”

“No puedo. Bloquearon la instancia de alguna manera. Los códigos de salto están deshabilitados.”  El miedo la hizo desplazarse aún más rápido a través del laberinto de callejones abandonados. La última pista acerca de la madre de Zinc la había traído hasta acá, a una de las partes más viejas de EPA. Tenía sentido puesto que estaba buscando a uno de sus primeros habitantes.

Fuertes aleteos sonaban sobre su cabeza, y hablando entre dientes, dijo, “Me estoy arrepintiendo de mis decisiones, Ken. ¡Apúrate!”

Spice corría mientras Unironic Ken se cambió a las comunicaciones generales y dio una señal de peligro, “Si es que me pueden escuchar, ¡manden ayuda! Un miembro de la Comandancia Alfa está atrapado en la Vieja Burngate y necesita ayuda inmediatamente. Se detectaron demonios en la instancia. ¡Deprisa!”

Un buen trozo de escombro, del tamaño de un elefante, se deshizo cerca de su cabeza, cayendo por la intersección. Se agachó y giró hacia el callejón a la izquierda para evitar la explosión polvorienta, y se fue girando por el suelo hacia la pared más cercana. Viva, pero atrapada en un callejón sin salida.

Se dio cuenta que el trozo masivo de escombro no se había caído, lo habían arrancado y lanzado.

“¡Ken!”

“Repito, un miembro de la Comandancia Alfa está siendo atacado por Demonios en la Vieja Burngate. ¡Manden ayuda!”

Examinó la pared detrás de ella, la geometría era vieja, y parcialmente en mosaicos, así que tendría que encajar sus propios asideros al ir escalando. Y, tendría que hacerlo rápido.

Sí podía ir rápido.

Le dio un golpazo al viejo ladrillo con su armadura de poder, escarbando. Spice levantó la mirada, buscando por dónde seguir, y vio una silueta hecha una bola en la cima del edificio. La figura negra se desplegó, revelando una envergadura afilada y amplia. En el centro, la cara angular, iluminada desde arriba por una aureola verde, la miraba con furia.

“Hola, ratoncillo.” Su voz resonaba como acero picado sobre piedra.

Armándose con todo el valor que pudo, Spice gritó, “Créeme que no quieres desmaterializar a un miembro de la Comandancia Alfa.”

“Oh, hay peores cosas que la desmaterialización, Comandante Spice.”

Eso sí sabía. Cualquiera que se haya encontrado con un Snowcrashed lo sabía. Esperaba que al mencionar una desmaterialización, el demonio se concentrara en eso, que la fulminara, y así sólo tendría que preocuparse de la pérdida de contenidos de su hot wallet. Era tiempo del Plan B.

O, siendo honesta consigo misma, ya había llegado hasta el Plan J, por “Jodida”.

Espera.

¿Comandante Spice? ¿Esta cosa la conocía?

El tajo oscuro de una sombra pasó como un rayo desde la intersección al entrar una segunda figura alada desde la orilla del callejón. Parecía ser que el Demonio que la había estado persiguiendo al fin había llegado, bloqueando firmemente la única escapatoria de Spice.

Obviamente Spice había hecho enojar a alguien el día de hoy.

“Ken,” Spice dijo. “Necesito tu ayuda. Ahora.”

El Demonio que cuidaba la salida hacia la calle parecía ser hembra. O al menos, basándose en las partes que no eran cuernos, colmillos, y las gruesas serpientes que rodeaban su esbelta figura.

Spice se acercó a la esquina donde dos muros de ladrillo del callejón se unían. No había ni una ventana o algo por donde salir.

El viento golpeaba, y el Demonio macho con la aureola verde iluminaba la calle hasta a cinco metros de ella. Así de cerca podía ver unos ojos rojos brillando debajo de la cabeza calva. Podía oler el azufre.

“Hablemos, ¿de acuerdo?” De nuevo, esa voz insoportable.

Spice escuchó, más que ver, una figura negra golpear el suelo entre ella y el Demonio calvo. Como un rayo oscuro.

Una mujer se levantó, la grava molida donde había caído aún ardía, con una entonación suave en su voz, “Oh, ¿ya te cansaste de hablar conmigo?”

“Mierda,” susurró Spice.

“Bueno, más o menos,” vino la suave respuesta.

Una Nun.

El Demonio macho chilló, sacó sus garras, y arremetió contra ella.

“No tan rápido, Zippy.” La Nun levantó un solo dedo, e hizo una seña hacia la entrada del callejón.

Una enorme forma felina, como una pantera negra, estaba acechando, arreando al Demonio con serpientes contra el poste de luz. Un símbolo sagrado colgaba de su cuello. La bestia abrió sus fauces, y un largo rugido desgarrador rebotó por las paredes de ladrillo, como un grito de guerra haciendo eco más allá del callejón.

La Nun miró sobre su hombro, hacia Spice, “Corre, niña.”

Aún viendo fijamente a la pantera, Spice cerró la boca. Luego, la abrió de nuevo, y dijo titubeando, “Pero los códigos de salto no están…”

Arrebatándole el símbolo sagrado, la Nun hizo un movimiento amplio con su muñeca y el objeto dio un chispazo, creciendo, y de pronto se volvió enorme en su mano. La barra horizontal se extendió, se volvió una empuñadura ornamentada y la agarró de la parte superior al irse convirtiendo en un mango de dos manos. La parte inferior se volvió una dorada espada de plasma brillante, crujiendo al tallar un surco ardiente en el pavimento.

La espada de cuatro metros zumbaba. Goteaba plasma caliente. Luego la Monja la puso entre ella y el Demonio.

“Los códigos de salto están bien.” La Nun cambió su pose. “¡Vete!”

Sin necesidad de que le dijeran dos veces, Spice golpeó el switch de su Bracer y vio el callejón perderse en un espiral al cruzar por el portal.

 

###

 

“No. Puede. Ser.” Los ojos de Ken eran del tamaño de recolectores solares.

Estaban de vuelta en el apartamento de Ken, silencioso, y en una zona segura. Spice sólo había estado ahí un par de veces. Y, parecía estar igual a cómo la última vez que estuvo ahí - Una hilera de máquinas de arcade simuladas, una vitrina medio llena de trofeos, y un dragón de voxels animado en la esquina jugando, en ciclo, y una mesa con una sesión de un juego de rol que nunca había sido tocado. Pequeño, simple, y muy poco irónico.

“Claro que sí,” Spice asintió, con los ojos llorosos en la mesa limpia y arreglada. “Sacó el Crusader. Yo la vi. Estoy segura de que el Demonio se hubiera fusionado con mis sinapsis de carne.”

“Cuando estaba pidiendo ayuda, no pensé que Nuns acudirían a ayudarte.” Ken sacudió la cabeza y se desplomó sobre el sillón que estaba a su lado. “Estaba aplastando todos los botones que encontraba, esperando encontrar a otro equipo de la Comandancia Alfa o algo. Cualquier cosa.”

“Buen trabajo, amigo.” Spice le tocó el hombro con la mano. “Me salvaste.”

Unironic Ken exhaló, y luego la vio a los ojos. “Es lo que hacen los amigos, ¿no?”

“Claro que sí” Spice sonrió.

El momento de silencio se alargó, como esperando el momento adecuado, pero no lo encontró.

Ken rompió el silencio, “¿Por qué crees que te estaba siguiendo?”

“La verdad no sé.” Frunció el ceño. “Lo único que se me ocurre es que hayan estado detrás de mis votos en contra de la propuesta de IA, o por la búsqueda de la mamá de Zinc.”

Ken se estiró en el sillón, entrelazó sus dedos detrás de su cabeza, y se quedó viendo al techo. “Bueno, si hasta los Demonios detestarían ser desconectados por la IA, supongo que tiene que ver con la búsqueda.”

“Supongo.” Spice cruzó los brazos. “De verdad no entiendo. La mujer es como un fantasma.”

“Tal vez es un Demonio.”

Spice soltó una risita. “¿No sería gracioso?”

Ken se acercó, en silencio.

“Oh, ¿lo decías en serio?

“Esto se ha vuelto peligroso, Spice.” Se pasó las manos por el cabello. “Hay cosas peores que ser desmaterializado.”

“Me han dicho.”

“¿Tanto te gusta?” Movió la cabeza, y preguntó, “¿Lo suficiente como para que te estrellen?

Spice vio hacia abajo, viendo el espacio entre sus pies y respiró. “No sé.”

Se escuchó la vibración de una notificación.

Nadie se movió.

Vibró de nuevo, y Ken tecleó sobre su Bracer, y un holograma con datos biométricos llegó con una nota anexada. La bio-secuencia retornada flotaba sobre la mesita, una respuesta de la transmisión de Spice pidiendo ayuda para juntar las piezas de los datos de vigilancia de la madre de Zinc.

Spice entrecerró los ojos. “¿Astarot? ¿Su madre es Astarot?” Ken se encogió de hombros, “Supongo que eso explica a los Demonios.”

“Pero su madre no puede ser Astarot.” Spice sacudió la cabeza. “Me enseñó un viejo holograma de ella. Esa definitivamente no es ella.”

Ken suspiró, y se dejó caer de vuelta sobre el sillón, “Como sea.”

Spice frunció el ceño al ver los datos flotando, pensativa, luego se enderezó de repente, “Oh por dios.”

“Sí, creo que él es famoso ahora.”

“Oh por Dios.” Spice se levantó. “Oh por Dios”

Ken hizo una mueca, “¿En serio? ¿Eso es lo que te impresiona?”

Lentamente, giró, y se le quedó viendo a Ken. “¿Qué recuerdas tú de su madre?”

“¿Por qué?”

“En serio, ¿qué es lo que recuerdas?”

“Detallitos, de verdad. Era dulce. Murió cuando yo era joven. Recuerdos de mi padre extrañándola muchísimo. Fue hace mucho tiempo.” Se encogió de hombros, “De nuevo, ¿por qué?”

“Comparemos tus datos biométricos con estos de Astarot.”

“Pero ella no es la madre de Zinc tampoco.”

A regañadientes, Ken se levantó, y sacó sus datos biométricos. Tomó un momento procesarlos, pero al aparecer las líneas del registro sobre la pantalla, los resultados eran claros.

“¿Astarot es mi madre, también?” Le echó una mirada a Spice. “No entiendo. ¿Estás diciendo que Zinc y yo somos hermanos?”

Spice se quedó tiesa.

“Eso sería muy extraño.” Inició el proceso de sus datos biométricos de nuevo. “Debo haber tenido los datos de Zinc cacheados y los cargué sin querer. Sacaré un nuevo batch.”

“Son los datos correctos, Ken.”

Ken empezó a protestar.

“Solo hay una respuesta.” Spice dio un paso hacia atrás. “Astarot es un programa, Ken. Es el código fuente de donde se basan todos los Brokers.”

“¿Qué?”

“Eres un programa, Ken. Todos ustedes Brokers son IA. Es por eso que me están cazando. Esto lo cambia todo.”

“No.”

“Eres código. Ejecutándose en una computadora en algún lado. No estás conectado en alguna instalación gubernamental. Tu cuerpo no está criogenizado. Esa es la razón por la cual nunca consiguen la suficiente tecnología para revivirlos a todos. Es por eso que los recuerdos de nadie coinciden con los datos. Es porque los CyberBrokers fueron programados por ingenieros de software, no fueron concebidos por una madre.”

“Eso no puede ser. Todos saben que la IA es terrible y fría e irrazonable. Nosotros no somos así.”

Spice dio otro paso hacia atrás.

“No. Me rehúso a creer esto.” Ken se levantó del sillón. “No, no soy IA. No puede ser.”

Pero, los datos lo comprobaban, flotando en medio de ellos.

“Me tengo que ir, Ken.” Spice tomó su Bracer.

Ken, con lágrimas, trató de defenderse, “Lo puedo demostrar. Sé que no soy IA porque si lo fuera, no estaría en …”

Spice se desconectó.

El mundo pareció sumirse en oscuridad por un momento.

Spice abrió los ojos, se enderezó, y tiró el casco EPA a través de su cuarto amontonado y húmedo. Gateando hacia la esquina, Spice se quitó el chaleco y lo pateó fuera de la cama.

“No es real.”

Puso sus rodillas contra su pecho y se acostó en su cama. Las paredes de su ataúd parecían estrecharse aún más.

“Si los Brokers no son reales, ¿serán reales los otros Drifters? ¿Hay algo real?”

Pensó en cualquier posible momento en que hubiera tenido interacciones con otras personas en su propia aldea. ¿Había pasado tiempo con ellos dentro del metaverso? ¿Podría recordar alguna vez haberlos visto en EPA?

Definitivamente no desde que se había enlistado en la Comandancia Alfa desde que era una niña. EPA es tan grande, y no hay muchos de ellos, así que asumió que los otros miembros de su aldea estaban explorando otras áreas, teniendo otras aventuras. Haciendo algo más.

“¿Es tan sólo un juego? ¿Hay alguien real aparte de mí?”

Spice se mecía hacia enfrente y hacia atrás, todavía sujetando sus rodillas.